Por Redacción Judicial
En un golpe coordinado en cinco estados del oeste de Estados Unidos, agentes de la DEA y fiscales federales arrestaron a Heriberto Salazar Amaya, alias el Fantasma, señalado como el jefe silencioso de una logística que movía más de 4,1 millones de pastillas de fentanilo —suficientes para matar a toda la población de Bogotá tres veces—, además de 11,5 kg de polvo de fentanilo, cocaína, heroína,
metanfetamina, 41 armas de fuego y US $4,4 millones en efectivo.
Una “empresa criminal” sin balas, pero con kilometraje
Lejos de las guerras de plaza que suelen encabezar los capos, Salazar Amaya, de 36 años y con dos deportaciones previas, operaba desde Salem (Oregón) un esquema “tipo empresa” bautizado por la fiscalía como el modelo Salazar: mensajeros con rutas diarias, stash houses para almacenar la mercancía y vehículos de alta gama como señuelo para la carga real. Las órdenes llegaban directo a su teléfono; él despachaba las rutas y jamás tocaba la mercancía.
Así fue la operación
El 28 de abril, 350 agentes irrumpieron simultáneamente en Albuquerque y Santa Fe (Nuevo México), Phoenix (Arizona), Las Vegas (Nevada), Layton (Utah) y Salem. El balance oficial, divulgado esta semana por el Departamento de Justicia, marca el mayor decomiso de pastillas de fentanilo en la historia de la DEA. Departamento de Justicia
Las incautaciones incluyeron un Shelby F-150, un Mercedes AMG y un Dodge TRX Mammoth; todos usados como “mulas” de alta velocidad. Siete vehículos más —
valorados en casi US $700.000— quedaron bajo custodia.
Quince capturados más y cargos que suman siglos
Además de Salazar Amaya, 15 personas fueron imputadas por conspiración para
distribuir fentanilo; seis estaban en EE. UU. de forma irregular. Varios enfrentan cargos adicionales por armas automáticas y posesión con fines de distribución, con penas mínimas que comienzan en 10 años y podrían encadenarse de manera consecutiva.
Un mensaje para las rutas andinas
Aunque la operación se centró en opioides sintéticos, las autoridades subrayaron que el
Cártel de Sinaloa sigue diversificando su portafolio: “No es solo cocaína y
metanfetamina; el fentanilo es el negocio del momento”, advirtió el fiscal Ryan Ellison al anunciar la acusación formal.
Para Colombia —históricamente proveedor de cocaína pero no de fentanilo— la caída del Fantasma prende las alarmas: la misma infraestructura marítima y terrestre que hoy mueve clorhidrato puede adaptarse al tráfico de opioides sintéticos, mucho más rentables y letales. Expertos en seguridad consultados por este diario señalan que las alianzas entre carteles mexicanos y bandas locales ya incluyen “paquetes de know-how” en química clandestina.
Contexto: la epidemia de fentanilo En 2024, EE. UU. superó las 76.000 muertes por sobredosis relacionadas con fentanilo. Cada tableta incautada por la DEA contiene dosis de entre 1 y 2 mg, y apenas 2 mg son suficientes para ser letales. Por eso, dijo la fiscal general Pam Bondi, “quitar cuatro millones de pastillas de las calles equivale a salvar innumerables vidas”.